Tierra, empleo y buen vivir en el medio rural

27/03/2019
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Comunicado de Anticapitalistas

Anticapitalistas ante las movilizaciones de los lobbys conservadores, taurinos y cinegéticos, falsamente llamando a defender el medio rural: consignas vacías y amistades peligrosas.

  1. Amistades Peligrosas. La visibilización de alguna figura de Podemos en la última manifestación convocada por el lobby taurino y de la caza, pretendidamente para defender el medio rural, ha provocado un tanto de sorpresa y bochorno ante la justificación de un evento repleto de consignas huecas y donde la aparición de la derecha y la extrema derecha revelaba muy bien el carácter elitista en lo social, conservador en lo cultural y depredador del medio natural de dicho evento.

  2. ¿Qué medio rural queremos? Defendemos un medio rural vivo, pero al contrario que los convocantes de ese evento, entendemos que esa consigna hay que dotarla de un contenido claro que precisamente defina un horizonte de país y de medio rural distinto al actual, capaz de fijar servicios y rentas en el territorio, combatir la desigualdad, preservar y recuperar el medio natural y la biodiversidad, apostar por un modelo cultural y de vida alternativo al rancio y decadente impuesto. Defendemos un modelo capaz de atraer a jóvenes generaciones comprometidas con la defensa del territorio, con el respeto a la vida animal, junto a un modelo agroeconómico sostenible y con empleo y rentas para todos y todas. Nada de eso se defendió el otro día en la manifestación de los lobbys conservadores junto a la extrema derecha. La presencia de algún dirigente de Podemos revela la desorientación para afrontar este debate, en el plano teórico y también en el de la política práctica como por ejemplo la corresponsabilidad de Podemos en el cogobierno de Castilla La Mancha, junto al PSOE de Page, en el fomento de macrogranjas o el acoso jurídico a los jóvenes que intentaron repoblar Fraguas. Nosotras reivindicamos una política propia en la que el medio rural forme parte de un proyecto de conjunto de transformación social, en el que el criterio último es un buen vivir para las mayorías con un encaje en el metabolismo ecológico.

  3. Agroeconomía sostenible sin parásitos. Anticapitalistas plantea una reformulación de la PAC y todas las ayudas en una orientación diametralmente opuesta a la actual. Una política para fijar población en el territorio, basada en una agricultura sostenible, que premie la producción y no la especulación y la propiedad, así como revitalice el fomento de pequeños y medianos propietarios, pero también fórmulas comunales frente a los grandes terratenientes y la concentración de la propiedad de la tierra. No tiene sentido alguno defender el Medio Rural de la mano de quienes fomentan a los grandes intermediarios (5 intermediarios tienen el 50% de la distribución en este país) que fijan precios tanto a productores como consumidores, socavando las rentas del medo rural; ni tiene sentido ir de la mano de quienes fomentan la concentración de la propiedad convirtiéndola en inaccesible a los y las jóvenes, ni quienes recluyen a las mujeres a tareas domésticas y reproductivas, haciendo el medio rural poco atractivo para ellas. Como tampoco tiene sentido ir de la mano de banqueros y amigos del sector financiero, que promovieron a los fondos (también fondos buitres) que se han hecho con miles y miles de hectáreas por todo el estado, acaparando tierras y privando del acceso a ellas para trabajar y vivir en el medio rural. No tiene sentido ir de la mano de quienes saquean o venden los terrenos comunales y públicos o los habilitan para actividades depredadoras o de amigotes. No tiene sentido ir de la mano de quienes desprecian y recortan en el empleo público en Sanidad, Educación, Dependencia o Cultura; golpeando las posibilidades de vida en el Medio Rural. Como tampoco tiene sentido ir de la mano de quienes recortan también en el empleo que cuida y protege al monte, mientras se van subvenciones millonarias a los lobbys de amigos y sus actividades.

    Claro que queremos un Medio Rural vivo, pero eso no se soluciona con consignas huecas sino confrontando a los lobbys conservadores y a los partidos cómplices de dichas políticas. Tener una política propia en el mundo rural pasa por plantear una alternativa que confronte con los poderes del capital agrario y cuestione la explotación del medio con las hasta ahora fórmulas que agotan los terrenos, contamina y reducen empleo. Necesitamos una política rural que sea una propuesta de conjunto en la que haya espacio para una redistribución de la población, con una mejora de las comunicaciones públicas, redes de apoyo a la creación de empleo en agricultura ecológica y de proximidad y fomento de la agroindustria no contaminante en municipios rurales.

  4. El desarrollo de una política de desarrollo rural es también el desarrollo de un municipalismo popular y de radicalidad democrática, confrontado al caciquismo. El control popular de la inversión, la recuperación de la planificación de la economía y las herramientas de elaboración y ratificación de las políticas son, por lo tanto, elementos centrales para una propuesta que pretenda verdaderamente cambiar la situación de despoblación y descapitalización del campo en favor de una política de creación de bien común ligado al territorio que habitamos.

  5. Mención propia merece la cuestión de la caza, reclamada por todos los partidos que acudieron a la manifestación. Ante una sensibilidad creciente hacia el respeto por la vida de los animales como seres sintientes, así como por la defensa de la biodiversidad como patrimonio común, los sectores más recalcitrantes de la sociedad han salido a defender la caza como una tradición intocable, y lo que es más esperpéntico por su poca seriedad: como un pilar de la defensa del medio rural y su futuro. Es, al fin y al cabo, una teatralización que manipula las preocupaciones e intereses del mundo rural para crear una escena más dentro del guión de la ultraderecha en su giro identitario, elitista y excluyente.

    • Está claro que el ocio ligado al sufrimiento animal tiene cada vez menos sentido, y es denunciable desde un punto de vista ético, en un mundo con toda una gama tecnológica suficientemente amplia como para tener que ligar diversión y muerte. 25 millones de animales son asesinados cada año en nuestro país por esta práctica, muchos de ellos criados previamente en granjas cinegéticas que sólo son soltados para darles caza. Por no decir las decenas de miles de perros confinados, maltratados, muertos a manos de todo tipo de métodos o abandonados al finalizar la época de caza. Cada vez son más las personas, millones, que buscan en el medio rural opciones de ocio de todo tipo, demostrando que las administraciones y partidos tradicionales (y “nuevos”) no estuvieron por la labor de utilizar los recursos públicos para defender un modelo cultural y de ocio alternativo, que fijara población en el medio y que fuera atractiva para las nuevas generaciones y que se adaptaron a los sectores conservadores.

    • Cada vez está más claro que la caza, lejos de ser un medio para equilibrar ecosistemas es una actividad humana más que provoca desequilibrios constantes en los mismos. El vallado cinegético, el envenenamiento, la persecución de depredadores (como el lobo o el zorro), la suelta de especies criadas en granjas, etc… provoca situaciones de desequilibrio. Al mismo tiempo la caza en otros ecosistemas dificulta la proliferación natural de depredadores. No queremos extendernos en todo esto, para lo cual existen multitud de informes científicos, sólo queremos recalcar que una proliferación de depredadores naturales, un descenso de las sueltas de animales para la caza y acabar con la fragmentación de los espacios naturales son pautas a seguir para conseguir unos ecosistemas equilibrados y llenos de vida. La biodiversidad es patrimonio común.

    • Que en el 80% del territorio se puedan portar armas nos parece un escándalo, que además va en contra de la seguridad de ciclistas, senderistas, excursionistas, trabajadores y trabajadoras. Los mismos que estarían llamados a repoblar un medio rural vivo, los mismos que rehabilitan nuevos hogares para pasar temporadas más largas, los mismos que anhelan un regreso al medio rural y que demandan condiciones para ellos. Que la caza se haya convertido además en una forma de apropiación del territorio, de caminos públicos, de cauces, etc. Constituye la peor forma de poner fronteras entre el medio rural y quienes lo podrían volver a habitar de forma temporal o indefinida.

    • Que el empleo derivado de la caza sea absorbido con una inversión millonaria para crear otros dedicados a la rehabilitación de viviendas, servicios públicos, infraestructuras ferroviarias, cultura y ocio, recuperación de patrimonio natural y de biodiversidad, de cuidados de la naturaleza y de vida animal, de una agroeconomía sostenible. Las falsas reconversiones del sector industrial conllevaron millones de euros. Ahora necesitamos una transición económica hacia un medio rural vivo. Una transición sostenible y defensor del patrimonio común. Esa apuesta de conjunto de la sociedad merece una inversión a la altura del reto para que nadie se quede atrás, para hacer atractivo el medo rural como un lugar de buen vivir.

 

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