
Vivimos sumidos en una crisis global. Tanto desde el punto de vista geográfico, pues la inestabilidad no ha respetado continentes ni fronteras, como por el grado de intensidad y amplitud que está alcanzando en diversos planos: económico, financiero, geopolítico, de los cuidados o ecológico. Y de nuevo suenan los tambores de guerra por parte de unas potencias que para conservar su hegemonía y negocios no dudaron en intervenir militarmente a finales del pasado siglo en el arco que va de Afganistán, Irak o Siria a Libia y hoy, tras el caos generado, vuelven a plantearse guerrear en casa ajena. Crisis…