
Las elecciones del 10 de noviembre se producen en un clima de gran inestabilidad. Los grandes partidos del sistema político español tratan de recomponer el orden a través de convocatorias electorales, pero la fragmentación política, combinada con amplias dosis de desafección y la revuelta catalana parecen imposibilitar por ahora esa tranquilidad que anhela la clase dominante. Estas elecciones están marcadas por el fracaso de la negociación entre el PSOE y Unidas Podemos. Es evidente que el PSOE ha girado profundamente a la derecha los últimos meses. Ha abandonado los aspectos más progresistas de su programa social, como la derogación de…