Comunicado de Anticapitalistas ante la situación en Catalunya

14/10/2017
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Comunicado de Anticapitalistas
 
1.- Los últimos días, tras la suspensión de la declaración de independencia por parte del Presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, el gobierno español, junto al PSOE y C´s (y de acuerdo con todos los grandes medios del régimen) está acelerando para aplicar el artículo 155 y otras medidas de excepción. A su vez, grandes empresas y bancos con sede social en Catalunya han trasladado su sede social con el objetivo de generar inestabilidad y ejercer una evidente presión política. Esta dinámica política y económica busca un doble objetivo: Por un lado debilitar y derrotar al movimiento independentista catalán y, por otro, busca destruir en el resto del Estado la impugnación de los y las de abajo a las élites, generando consenso en torno a la identidad española y tratando de cerrar, de esta forma, la crisis de régimen que hemos vivido estos años. Operan políticamente para que se acabe el ciclo de demandas de recuperación de derechos y de cuestionamiento de los privilegios de las élites económica y política.

En este sentido, la aplicación del 155 prevista para los próximos días supondría una escalada represiva que además de profundizar en la senda autoritaria y de recorte de derechos no va a suponer ninguna solución democrática para Catalunya. La legitimidad del referéndum del 1-O ha puesto, de nuevo, sobre la mesa la única salida posible para el conflicto político existente en Catalunya: la libre decisión del pueblo catalán.

En los próximos días va a ser imprescindible oponerse activamente a la aplicación del 155 y a cuantas medidas represivas puedan plantearse contra las fuerzas soberanistas catalanas. Al mismo tiempo, consideramos que la defensa del auto-gobierno y la soberanía de Catalunya y de los derechos civiles pasa también por la salida inmediata del territorio catalán tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil y la denuncia de la utilización arbitraria de dichos cuerpos para salidas policiales a problemas políticos por parte del gobierno, mientras en otras latitudes los mandos y autoridades políticas han permitido que acciones violentas de la extrema derecha campen a sus anchas sin ningún tipo de intervención, como ha sido el caso de Zaragoza y Valencia.

 
2.- El acuerdo entre el PP y el PSOE para aplicar el 155 ha sido presentado con una segunda pata referente a una supuesta reforma constitucional (que, en realidad, solo hace alusión a la apertura de una Comisión de Estudio). Esta reforma es un intento del régimen y de sus principales partidos para tratar de resolver por arriba la crisis territorial que atraviesa el Estado español. Un intento, en definitiva, para que nada cambie sustancialmente pero que persigue un objetivo claro: rearmar al régimen arrastrando al PSOE a la unidad en base a una reactualización de los consensos constitucionales. El cierre por arriba que se está operando, en base a la nueva ola de nacionalismo español, tratará de reordenar los campos políticos y de suturar la crisis de Estado en Catalunya y la crisis de régimen que se desató en mayo de 2011, cuando millones salieron a las calles a gritar “no somos mercancías en manos de políticos y banqueros”.

En este sentido, el papel del PSOE de Pedro Sánchez está siendo revelador: frente a las expectativas que pudo levantar en determinados sectores su elección como Secretario General, estamos comprobando la verdadera naturaleza de su proyecto y sus límites como alternativa política. El PSOE de Sánchez sigue donde ha estado el PSOE las últimas décadas: en los consensos de Estado, en el nacionalismo español y en su compromiso con el Régimen del ´78, incluyendo el de un Rey que ya ejerce como portavoz del ala dura del PP.

Por tanto, frente a esta operación de maquillaje en marcha que supone la “reforma constitucional” debemos seguir insistiendo en la idea de “repúblicas y procesos constituyentes” como una alternativa estratégica para las clases populares.

 
3.- Asistimos en las últimas fechas a un claro repunte de la violencia y el exhibicionismo de la extrema derecha. Una extrema derecha que actúa desde diversos espacios, partidos y organizaciones y que lo está haciendo con impunidad y barra libre. La responsabilidad del PP y los medios de comunicación es clara, permitiendo que estos grupos actúen como grupos de choque para fomentar el odio, la tensión y la violencia con un objetivo evidente: ganar las calles. Ante el aumento de las acciones de estos grupos, las fuerzas de izquierda y los movimientos sociales tenemos una tarea fundamental de denuncia y movilización para evitar esta escalada e impedir el crecimiento del fascismo en nuestras ciudades.
 

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