Basta de precariedad para las trabajadoras esenciales. ¡Reparto de riqueza y trabajos, ya!

08/03/2021
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Comunicado de Anticapitalistas

Este 8M está, sin duda, marcado por la pandemia. Las cifras hablan por sí solas:  el paro, que alcanza cifras que no veíamos desde 2016, crece más del doble en nosotras con respecto a los hombres, dato que tiene que ver con sectores feminizados como el comercio, la hostelería y el turismo a los que el covid ha golpeado con mayor dureza y también con la pérdida de empleo debida a la imposibilidad de conciliar trabajo y cuidados. Una de cada 4 mujeres ha renunciado a su trabajo o reducido su jornada para cuidar a sus hijos, al 37% de las madres se les ha denegado el teletrabajo a pesar de que era posible por las características de su puesto. Casi 100.000 mujeres han pasado a ser desempleadas de larga duración (más de 12 meses sin trabajar), hoy somos el 57% del millón y medio de las personas en esa situación según la EPA. En 2020 la contratación de mujeres fue de un 25% menos que la de los hombres. La OIT dice que el Estado Español encabeza la lista de países donde la brecha salarial ha crecido más en 2020.

Estas cifras vienen a agudizar las desigualdades que veníamos arrastrando y vienen a evidenciar una convergencia de crisis económica, social, de cuidados y ecológica, que ya veníamos sufriendo y que la pandemia aún agudiza más. Los últimos 8M con la huelga feminista veníamos visibilizando lo imprescindible del trabajo invisible que realizamos las mujeres y la imposibilidad de sostener la vida en el capitalismo. Veníamos también denunciando la situación de precariedad de esas trabajadoras que la pandemia reconoció como esenciales. Las mujeres hemos estado en 1ª fila de la pandemia y aún hoy seguimos siendo invisibles. Las trabajadoras domésticas siguen exigiendo ser incluidas en el régimen general de los trabajadores. La precariedad sigue siendo la norma en los sectores feminizados. Nuestras pensiones siguen siendo ridículas a pesar de haber sostenido vuestras vidas.

Las crisis abren también oportunidades, la pandemia ha demostrado que necesitamos cambiar la lógica que mueve el mundo, poniendo la vida en el centro. No queremos volver a una normalidad que nos condenaba a la invisibilidad, que precariza, privatiza y mercantiliza nuestros derechos. No podemos continuar hipotecando nuestro futuro y el del planeta con los combustibles fósiles y las macrogranjas, con un modelo que está detrás de la aparición de virus como el covid19 y que pone en riesgo nuestras vidas, que levanta fronteras a quienes migran huyendo de los estragos de la guerra o de los efectos de la crisis climática. El capitalismo es el responsable, el ecofeminismo la solución.

Este 8M volvemos a las calles, porque los fondos europeos no nos sacarán de ésta con las mismas recetas de siempre, porque sin derogar la ley mordaza, la reforma laboral y la ley de extranjería, sin blindar lo público, sin blindar el derecho a la vivienda y a los suministros básicos, no cambiará nada y nosotras lo pagaremos más caro.

Este 8M el movimiento feminista ha vuelto a reinventarse para superar las dificultades de la situación sanitaria y para no dar ni un paso atrás. Las mujeres somos el centro de la diana de una extrema derecha que crece y que ridiculiza y criminaliza nuestras protestas y reivindicaciones. Necesitamos más feminismo que nunca, un feminismo diverso y plural, de todas y para todas, que no deje a nadie atrás, que no renuncie a lo que hemos conquistado juntas, en las calles y en las plazas, que no ceda ante el miedo y el odio, ni a la transfobia ni al racismo.

Este 8M volvamos a demostrar que el movimiento feminista está presente y que nos tendrán enfrente. ¡No pagaremos la crisis!

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